HISTORIA DEL FRANQUISMO Y EL ANTIFRANQUISMO EN TIEMPOS DE DESMOMEMORIA
- cigce2015
- 26 oct
- 3 Min. de lectura
Sesión 2: El antifranquismo entre 1939 y 1957 por Eduardo Herrerín Torres

La segunda sesión del seminario de 2025, El antifranquismo: entre la represión y la continuidad con el pasado (1939-1956), se centró en el análisis de los primeros años de la dictadura desde la perspectiva de la oposición. La mesa redonda contó con la participación de Manuela Aroca, de la Universidad Carlos III de Madrid, y Fernando Hernández, de la Universidad Autónoma de Madrid. Una vez más, Ángel Herrerín López, catedrático de la UNED, dirigió la sesión. Los ponentes abordaron tres temas fundamentales: los planes ante una posible derrota en la guerra civil, la represión de la dictadura y la lucha antifranquista durante los primeros años.
Los conferenciantes coincidieron en señalar la falta de planificación por parte de los grupos antifranquistas, especialmente se centraron en los anarquistas, socialistas y comunistas. Manuela Aroca destacó que, en el caso de los socialistas, a pesar de haber sido el principal partido de gobierno durante la República, no existía ningún plan preparado. Incluso la Unión General de Trabajadores carecía de una estrategia. Esta ausencia de previsión se debía, probablemente, a que no se asumía la posibilidad real de perder la guerra hasta el último momento. Los socialistas participaron en planes defensivos, pero no contemplaron qué hacer con la gran cantidad de personas vinculadas al movimiento. En cuanto a los comunistas, Fernando Hernández explicó que tampoco tenían nada previsto, y que en su caso existía una doble imprevisión. El Partido Comunista, con una estructura organizativa de carácter leninista, mantenía una parte legal y otra ilegal, incluso en contextos de legalidad, como medida preventiva. Sin embargo, nadie quiso asumir la derrota ni ser acusado de derrotista, lo que contribuyó a la falta de planificación.
Respecto a la segunda cuestión, la represión franquista, se destacó su dureza e implacabilidad. Manuela Aroca subrayó el desconocimiento que existía entre los socialistas sobre la magnitud de la represión. Algunos, como Julián Besteiro, creían que no iría más allá de lo ocurrido durante la dictadura de Primo de Rivera, y esperaban una pronta vuelta a la normalidad tras una leve reprimenda. Sin embargo, la represión fue masiva y de gran calibre. Quienes pudieron huir se exiliaron, pero la mayoría que permaneció en España fue represaliada. El propio Besteiro fue encarcelado y murió en prisión en condiciones lamentables. Aroca también destacó la represión “pueblo a pueblo”, que afectó especialmente a los socialistas por su papel en la gobernabilidad del país. En el caso de los comunistas, la organización quedó en manos de jóvenes inexpertos, lo que facilitó que la policía desmantelara cualquier intento de reconstrucción. Los conferenciantes destacaron como el franquismo tendió “una trampa” al finalizar la guerra, se repitió una y otra vez que todo aquel que no tenía las manos manchadas de sangre, no debe temer por nada. Sin embargo, la represión se extendió a todos, y fue clave la aplicación de la Ley de Responsabilidades Políticas, promulgada en febrero de 1939. Herrerín puntualizó que los libertarios, en los primeros años, priorizaron la protección de sus miembros antes que la reorganización, cosa que fue muy similar en todas las organizaciones. También se destacó la ausencia de cifras oficiales sobre la represión, a pesar de su obligatoriedad.
Por último, se abordó cómo las organizaciones antifranquistas combatieron al régimen. Tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, se pensaba que esto provocaría la caída de Franco. Tanto en el interior como en el exilio, se confiaba en que la presión internacional acabaría con la dictadura. En este punto surgió cierto debate, pues se puso sobre la mesa si los socialistas, que habían tenido influencia en el gobierno republicano y buenas relaciones con otros países vecinos, no fueron capaces de haber tenido contactos en el exilio con los diferentes países europeos que provocaran esa caída de la dictadura. Como ya se mencionó en la conferencia anterior, las potencias decidieron que el régimen franquista no era perjudicial para sus intereses. La única forma de lucha que dio algo de resultado durante los primeros años fueron los maquis, guerrillas que operaban en el campo y las montañas, pero que fueron desarticuladas y reprimidas por la Guardia Civil a principios de los años cincuenta.
En conclusión, a modo de resumen, los conferenciantes tuvieron como objetivo comprender con mayor profundidad los desafíos que enfrentaron los grupos antifranquistas en los primeros años de la dictadura. La falta de previsión ante la derrota, la dureza de la represión y la decepción respecto al contexto internacional revelan un panorama complejo y doloroso para quienes intentaron resistir al régimen. Este análisis, una vez más, contribuye a valorar la memoria histórica y a reflexionar sobre las consecuencias de la guerra y la dictadura en la sociedad española.
















Comentarios