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LOS EXTREMOS EN CONTACTO: FRAGA Y CARRILLO


La cuarta sesión del seminario, Héroes y Villanos de la historia reciente en la Península Ibérica, tuvo como protagonistas a dos figuras muy dispares como son Manuel Fraga y Santiago Carrillo. La Mesa Redonda estuvo manejada, como no podía ser de otra forma, por el profesor Ángel Herrerín, que contó con los profesores Julio Gil de la UNED y Carme Molinero de la Universidad Autónoma de Barcelona.

La conferencia tuvo dos puntos importantes: por un lado, los años anteriores a la Transición; por otro lado, la Transición. Con respecto a la primera cuestión, los ponentes expusieron como Santiago Carrillo fue un Político de ideas comunistas. Éste fue hijo de un destacado militante socialista. En un primer momento seguiría los pasos de su padre ingresando en las Juventudes Socialistas, de las que llegaría a ser secretario general en 1934. En ese año, participó en la Revolución de Octubre en Asturias, por lo que pasó dos años en la cárcel. En 1936 promovió la unificación de las organizaciones juveniles socialista y comunista. Un año después entraría en el Comité Central del PCE. Durante la Guerra Civil española fue miembro de la Junta de Defensa de Madrid.

Al acabar la guerra se exilió. Sin embargo, Carrillo siguió activamente, y en 1960 se convertiría en el Secretario General del PCE. En todo este tiempo, Carrillo seguiría teniendo afinidad con la Unión Soviética. Sin embargo, desde la invasión soviética de Checoslovaquia (1968), que Carrillo condenó, empezó a apartarse de las directrices de Moscú y a alinearse con el Partido Comunista Italiano.

Muy diferente fue la trayectoria de Manuel Fraga. Los conferenciantes destacaron la gran habilidad de éste para adaptarse a los momentos. A diferencia de Carrillo, Fraga perteneció a otra generación, los que eran posteriores a la guerra civil. En plena era del franquismo, Joaquín Ruiz-Giménez inicia una cierta labor de apertura a partir del Ministerio de Educación, y para ello llama a profesores vinculados al Movimiento desde posiciones más independientes: Joaquín Pérez Villanueva y Manuel Fraga, que en ese momento ocupa el cargo de secretario general del Instituto de Cultura Hispánica y es nombrado secretario del Consejo Nacional de Educación. El equipo, que se proponía elevar el nivel intelectual en un intento de superar el fascismo, se vio muy pronto atacado, en nombre del franquismo de cruzada, por los falangistas. El enfrentamiento significó en 1955 la caída de Ruiz-Giménez y la consiguiente renuncia de Fraga, quien no por ello pasó a una discreta oposición, como otros del grupo, sino que prefirió buscar nuevas oportunidades dentro del sistema haciéndose falangista.

Su ingreso en la política vino de la mano del secretario general del Movimiento, José Solís, quien en 1957 le ofreció la Delegación Nacional de Asociaciones. Allí organizó Fraga el I Congreso de la Familia Española, que habría de posibilitar la introducción de procuradores familiares en las Cortes. En 1962 con la creación de un nuevo gobierno, Fraga sería el nuevo ministro de Información y Turismo.

Más adelante, Fraga fue nombrado embajador de España en Londres (1973-75), cargo que contribuyó a consolidar su admiración por el conservadurismo británico y por su modelo de monarquía parlamentaria. Desde la capital británica, se destaca pues como el heredero del régimen capaz de restablecer la democracia con la complicidad de la derecha española.

Por otro lado, los conferenciantes hablaron de la etapa de la Transición. En ella destacaron por encima de todo las primeras elecciones democráticas después de la dictadura. Al morir Franco en 1975, Carrillo hizo valer el prestigio y la fuerza que los comunistas habían alcanzado en la lucha por las libertades: entró clandestinamente en España, se hizo detener y fue liberado doce días después (1976), como preámbulo de la legalización del PCE (9 de abril de 1977), que fue uno de los pasos más importantes en la transición a la democracia. Previamente, Carrillo había impuesto al Partido una política de moderación y había ofrecido toda clase de garantías de comportamiento democrático y gestos conciliadores. Fraga, por su parte, desempeñó un papel importante en la época de la transición a la democracia. En el primer gobierno de la Monarquía, presidido por Arias Navarro, ocupó la esencial cartera de Gobernación, que conllevaba una vicepresidencia del Gobierno (1975-76).

Con respecto a las elecciones, del 15 de junio de 1977, hubo una participación del 78,7 por cien del censo electoral, iniciaron una nueva etapa en el camino hacia la democracia. Éstas supusieron el triunfo de Unión de Centro Democrático (UCD), que estaba compuesta por diversos grupos demócrata-cristianos, liberales, socialdemócratas y regionalistas, con la presencia mayoritaria de políticos procedentes del Movimiento Nacional. La UCD obtuvo en las elecciones al Congreso de los Diputados 165 escaños, con el 34 por cien de los votos; por su parte, el PSOE, con Felipe González como secretario general, fue el segundo más votado con el 28 por cien de las papeletas, 118 diputados; el PCE encabezado por Santiago Carrillo obtuvo 20 escaños, el 9 por cien de los sufragios. Alianza Popular (AP), que se presentó a las elecciones con numerosos ex ministros franquistas, liderados por Manuel Fraga, consiguió el 8 por cien de los votos y 16 diputados. Por último, la candidatura Partido Socialista Popular (PSP), con el profesor Enrique Tierno Galván, consiguió el 4 por cien de los votos y seis escaños.

Sin embargo, debido a la norma electoral, que correspondía a la proporcionalidad de población, arrojó un resultado diferente entre el tanto por ciento de votos recibidos y escaños, en el que se vieron beneficiadas las dos fuerzas políticas más votadas: UCD alcanzó el 47 por cien de los diputados, PSOE el 33 por cien, PCE bajó hasta el 5 por cien, AP al 4 por cien y US-PSP al 1 por cien.

En consecuencia, con el triunfo de UCD, Adolfo Suárez volvería a ser el presidente del Gobierno. El nuevo gabinete estuvo formado por personalidades, que algunos ya habían estado en el Gobierno, como Marcelino Oreja, en Asuntos Exteriores, Landelino Lavilla, en Justicia, o Íñigo Cavero, en Educación. Como vicepresidente primero se confirmó al teniente general Gutiérrez Mellado. Éste, como veremos más adelante, pensaría en la creación de un Ministerio de Defensa como primera y fundamental medida.

El Gobierno, en su afán por seguir con la reforma política, mandó preparar un ante-proyecto de Constitución a la Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso a partir de una ponencia de siete miembros: Miguel Herrero y Rodríguez de Miñon, José Pedro Pérez Llorca y Gabriel Cisneros, por UCD, Gregorio Peces Barba, por el PSOE, Jordi Solé Tura, por el PCE-PSUC, Manuel Fraga, por AP, y Miguel Roca Junyent, que representaba a los nacionalistas catalanes y vascos. Se inició así la denominada política de “consenso”, que “transcendió pronto en la cuestión constitucional, y que tuvo otras expresiones importantes, especialmente en los denominados Pactos de la Moncloa”, donde se consiguieron importantes acuerdos entre los grupos políticos sobre los principales problemas del país, con un enfoque principalmente económico.

Hay que señalar como los conferenciantes explicaron los resultados de ambos líderes políticos, pues recalcaron la voluntad de las personas por algo moderado y alejados de ciertos “inventos”.

Por último, ambos profesores señalaron las grandes diferencias que se encuentran en ambos personajes, sobretodo ideológica, pero también tenían similitudes. Éstas se reflejan, en gran medida, en que fueron dos grandes líderes que tuvieron que adaptarse a los nuevos tiempos que marcaría la sociedad española.

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