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EL FRENTE POPULAR: la violencia en la primavera de 1936


La segunda sesión del seminario El Frente Popular 80 años después (1936-2016) tuvo como protagonista La violencia en la primavera del 36. La mesa coloquio estuvo formada por los profesores D. Eduardo González Calleja, de la UCM, y D. Fernando del Rey, también de la UCM. Los conferenciantes expusieron el tipo de violencia que tuvo lugar en dicho periodo de tiempo.

Ambos ponentes empezaron hablando de como las elecciones de febrero de 1936 hizo que la izquierda se aglutinara debido a la liberación de presos de los sucesos de octubre de 1934, que había todavía unos 30.000 trabajadores encarcelados. Una vez que el Frente Popular venció, la sociedad obligó al gobierno republicano a ampliar y profundizar en las reformas que habían iniciado en el primer bienio reformista. Aunque hay que señalar que en 1936 en España no había una revolución, pero si que existió una gran ola de manifestaciones y huelgas, que comenzaron a finales de mayo de 1936. Movimientos que tenían las bases de la euforia de la victoria del FP, la recuperación de las bases de trabajo pérdidas en los últimos años, la readmisión de los despedidos por los sucesos de octubre, el despedir a trabajadores contratados a través de sindicatos católicos tras octubre y la exasperación acumulada en esos mismos años.

En cuanto a esta circunstancia, los profesores hicieron mención a algunas medidas que fueron saliendo debido a esta presión social: el decreto del 29 de febrero en el que se dispuso la readmisión de los trabajadores despedidos, con indemnización, por motivos políticos o sindicales a partir del 1 de enero de 1934. Este decreto tuvo una repercusión internacional, pues muchas empresas extranjeras tuvieron que readmitir a despedidos y pagar esas indemnizaciones; otra medida que señalaron fue la reforma agraria, la cual en el primer bienio no había dado los resultados esperados; o la reimplantación de los Jurados Mixtos.

Los conferenciantes hicieron hincapié en la violencia que existió durante esos meses. Hay que señalar que hubo numerosas huelgas, manifestaciones, mítines… pero no hubo una violencia revolucionaria, es decir, no se asesinó a la gente de orden. Así el número de empresarios, propietarios y religiosos fue mínimo. Un dato significativo es el que muestra como hubo más empresarios muertos entre 1919 y 1923 que en la primavera del 36. Ambos estuvieron de acuerdo en que hubo cerca de 351 víctimas mortales: personas y formaciones de izquierdas serían las causantes del 28,4% de las muertes; vinculados a la derecha el 29,6% (casi la mitad de Falange); y otro 21,6% a las Fuerzas del Orden Público. Además, los sucesos luctuosos con implicación de las Fuerzas del Orden alcanzan 1/3 del total, lo que muestra que éstos fueron uno de los principales ejecutores de la violencia a lo largo del período republicano.

Por último, González Calleja y Fernando del Rey quisieron resaltar que existía el mito de que la violencia tuvo especial significado en las urbes: 126 víctimas (35,8%) en ciudades de más de 100.000 habitantes; 81 (23%) en ciudades de menos de 100.000 y 144 (41%) en localidades de menos de 10.000. El carácter localista estaba relacionado con enfrentamientos espontáneos y menos organizados o con una represión más directa de las Fuerzas del Orden.

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